El rompecabezas de la sexualidad by José Antonio Marina

autor:José Antonio Marina [Marina, José Antonio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Filosofía Sexualidad
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00

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Al hablar de la genealogía de la moral señalé tres grandes dinamismos constructores: la resolución de problemas, el afán de poder y la aspiración a una vida más noble.

La sexualidad ha estado siempre relacionada con el poder. Tal vez es una herencia que recibimos de nuestros antepasados animales, en cuyo dominio el animal más poderoso de la manada disfruta del monopolio de las hembras. Es terrible que la relación sexual se describa en términos de «poseer» a una persona. ¿Qué significan esas frases anticuadas tal vez en la expresión, pero vigentes en el sentimiento: «Quiero que seas mío», «Quiero hacerte mía»? ¿Cuál es el alcance y las expectativas de ese posesivo? Casi todas las culturas han tenido un origen patriarcal. El dominio del hombre ha devaluado el papel de la mujer, que en muchas sociedades es mercancía importantísima, pero mercancía. Incluso en una legislación tan protectora del matrimonio como la romana —y en una sociedad en que las mujeres tuvieron mucho poder—, la familia era furiosamente patriarcal. La familia era el conjunto de posesiones del pater fami-liae: mujer, hijos, esclavos, ganado, cosas, y se daba la curiosa circunstancia de que el pater familiae no pertenecía a la familia: era su dueño. No ha de extrañarnos, pues, que en la China de la dinastía Han, la "palabra «esclavo» derivara de las palabras «mujer» y «niño».270

En la tradición hindú hay un gran erotismo compartido por ambos sexos. La linga y el yoni —los órganos sexuales masculino y femenino- son objeto de culto. Shiva, uno de los dioses principales, es frecuentemente representado con su linga colocada en el yoni femenino. El amor tiene que darse por ambos lados y conducir a los placeres de la unión mutua. Pero este igualitarismo del placer no va más allá del placer. El poder patriarcal es absoluto. En las leyes de Manu (5, 154) se lee: «El marido tiene que ser constantemente venerado como un dios por su fiel esposa, aunque carezca de buenas cualidades o busque el placer en otra parte. Y una mujer virtuosa que permanece constantemente casta después de la muerte de su esposo, alcanza el cielo, pero una mujer que por el deseo de tener un hijo viola su obligación hacia el esposo muerto, atrae la desgracia sobre sí misma y pierde su lugar en el cielo con su esposo.» Parrinder señala que el horror a quedarse viuda dirige todas las plegarias y pensamientos de las mujeres hindúes. No me extraña.271

Engels, en su obra El origen de la familia, la propiedadprivada y el Estado, hizo una feroz crítica de la familia burguesa que nos conviene recordar. Observó que en la familia burguesa las esposas proporcionaban un servicio doméstico barato y desempeñaban una tarea socialmente necesaria, como cuidar a los niños y a los ancianos, y se esperaba que engendrasen herederos identificables y legítimos. A cambio, los maridos les proporcionaban comida y alojamiento. De esta situación deducía que la sexualidad en el seno de este tipo de familia es una forma de prostitución y,

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